Desafíos de la educación: ¿deber, pasión u obligación?
Estudiar es una de las actividades humanas que ha tenido mayor trascendencia desde los inicios de la civilización, y es que, a través de la educación, las personas aprenden tanto como se les permita, lo que ha significado un privilegio para algunos, un compromiso para otros y una carga para unos cuantos.
En ese sentido, ciertos amantes del estudio se preguntan: ¿por qué el aprender puede convertirse en una obligación? Considerando que, en el pasado, sólo tenían acceso a las escuelas y universidades del mundo las personas importantes y destacadas dentro de las sociedades, además de las más cómodas económicamente, claro está.
Sí bien la educación puede ser costosa -y debe ser calificada como una inversión más que un gasto- se constituye en una actividad humana esencial para el desarrollo y evolución de la misma, ya que las personas sumergidas en el analfabetismo y la ignorancia, son susceptibles en un mundo de desarrollo.
Sin embargo, para saber qué significa la educación en las personas, es importante aclarar su función. En primer lugar, la misma se fundamenta en un deber, porque es responsabilidad de cada ciudadano contribuir con el desarrollo personal, de su familia y de la nación que le acobija, y sólo puede lograrlo preparándose académicamente.
En segunda instancia, los estudios deben ser apreciados como una pasión personal, porque el conocimiento brinda las herramientas necesarias para defenderse en la vida y en los diversos ámbitos que se presenten, ya sean laborales o individuales, porque cada uno requiere de aprendizaje.
Pero para resolver la interrogante, la profesionalización jamás debe ser una obligación, porque el querer educarse se constituye un gusto y una necesidad de todos los individuos de la sociedad.
Por ello, le invitamos a contribuir con el desarrollo de la humanidad, cursando el Doctorado en Ciencias de la Educación que la alianza FGU-UBA le ofrece, aprovechando la mejor plataforma online y los precios más competitivos del mercado para superar así, los desafíos de la educación.
Por Moisés Colmenares