Por Derwin Romero

Con la actual pandemia mundial, resulta fácil separar a los medios de comunicación en dos grupos por su forma de informar sobre el avance de la enfermedad: los que aprovechan el temor de la población para ganar clics con titulares alarmistas y los que buscan brindar noticias de manera responsable, con información de valor para sus audiencias.  

Si definimos nuestro mundo contemporáneo con tres palabras concretas, estas serían: complejidad, incertidumbre y aceleración. Las tres características se ponen de manifiesto de una forma intensa en un contexto de brote epidémico: se trata normalmente de una situación que emerge de una forma inesperada y rápida, con elevadas dosis de confusión y dudas, y sin soluciones simples o sencillas. Informar en un contexto complejo, acelerado e incierto es muy difícil.

¿Cómo se puede cubrir este tema de manera profunda y equilibrada sin propagar el pánico? Según Al Tompkins, de Poynter, un instituto para el fortalecimiento del periodismo que está produciendo un newsletter diario sobre el tema, la solución es hacer reportajes de forma responsable. Por eso, nos deja sugerencias de cómo informar en estos difíciles tiempos:

  • Reducir el uso de adjetivos que sean subjetivos, como enfermedad “mortal’: el miedo más grande las personas es la muerte y dar a entender que “la situación” del momento puede causarla, creará un efecto de zozobra y alarmismo en la población y hará el trabajo de las autoridades más difícil.

  • Utilizar cuidadosamente las fotografías, para no propagar el mensaje erróneo: hay que proteger la intimidad de los afectados y no causar una segregación o xenofobia por unos cuantos “likes”.

  • Explicar las acciones preventivas, pues de esa forma su pieza podría ser menos atemorizante. Muchas veces caemos en los sensacionalismos o el amarillismo por hacer crecer nuestra credibilidad, pero recuerden que nuestro deber es informar de la manera más completa y objetiva posible y, por ende, la prevención es mucho más importante que solo causar impresión en los lectores.

  • Recuerde que las historias estadísticas son menos intimidantes que las anecdóticas: tener cifras, entrevistas y datos de algunas instituciones sanitarias o de salud puede ayudar a la población a entender mejor la situación y tomar sus precauciones. Muchas veces “los cuentos de pasillo” tienden a exagerar todo de manera que se convierten en un relato épico de una situación sencilla.

  • Evite los titulares para atraer “clics” y sea creativo en la presentación del contenido: el hecho de causar tráfico con una información delicada puede acarrear pérdida de credibilidad del medio y del periodista.

No podremos evitar ni detener la propagación de desinformación, que en momentos de incertidumbre parece que encuentre rendijas, pero Albert Camus, novelista argelino, decía: “Las epidemias pueden ser también un buen momento para conocer quién puede gestionar mejor información y en quién ponemos la confianza.”