Oriana Nuñez
Ante un gran reto como el de retratar sutiles paisajes en ilustres recuadros artísticos, las incógnitas no paran de llegar. Fotografiar revela elegancia, un gusto muy particular y principalmente, mucha personalidad. Aun así, seguir un patrón definido o apostar por un encaje propio suele ser materia de preocupación.
Para Michael Freeman, su principal punto focal recae en la composición. No se trata de realizar buenas fotos, no hay sentido práctico en similar a los conceptos básicos de la composición sino en reflexionar sobre aquella teoría fotográfica.
Con más de 4 millones de escritos vendidos en todo el mundo y una gran cantidad de títulos publicados a su nombre, entre los que resaltan el éxito de ventas “El ojo del fotográfico”, Michael Freeman se confirma como uno de los expertos de fotografía más productivos de siempre ; entre consejos y análisis, aquí encontrará algunas de sus principales claves en la fotografía.
Composición Inteligente
Siendo quizás una de las partes más técnicas en un buen retrato, una buena imagen es aquella que está correctamente enfocada. Bien expuesta y siguiendo las reglas, Freeman definió como “composición inteligente” a lograr captar lo que sea que transmitimos: «existe una gran diferencia entre errar el enfoque por ignorancia o por error y desenfocar para crear un efecto determinado».
Lo importante para hacer una buena fotografía es, pues, saber qué estamos haciendo. Y, sobre todo, ser modificado de que si, una fotografía borrosa puede ser buena. Sí, una fotografía con grano puede ser buena. Sí, una fotografía con una composición desequilibrada puede ser buena. Siempre que haya una intención en ello. Siempre que el artista separa por qué lo ha hecho. Y, para poder romper las reglas de esta manera, primero hay que conocerlas.
Provoca una reacción
Para Freeman, «una buena fotografía es visualmente estimulante». Te invita a mirarla, genera una reacción de interés, te engancha en segundos por si sola. Tomar una fotografía con el propósito de identificar un gran atractivo visual puede llevar a cabo realizar imágenes suficientemente calculadas, que en ocasiones, logra perder por completo la atención del público.
Las buenas imágenes son atractivas de una manera natural y por muchos motivos: por su composición, por sus protagonistas, por la historia que relatan, por el ojo del artista que la ha hecho. Detalles que no pueden ser calculados, expresiones que no se provocan.
Más allá de la originalidad, Freeman explica que no se refiere al hecho de “no copiar” a los diversos artistas. Además con sus limitaciones, la fotografía como arte propone características muy concretas que hacen únicos. Una buena fotografía » explora y explota su propio medio, y esto significa tener una idea clara de aquello en lo que destaca la fotografía » .
Se trata, en cambio, de mostrar un vistazo único, una percepción que solo el fotógrafo puede tener. Es su lente para el mundo. Su tarea es, y siempre será, lograr documental con precisión aquel sujeto, el verde paisaje, las características expresivas que solo el medio puede tener. La profundidad, su desenfoque, el plano de movimientos e incluso la sensibilidad que refleja la luz serán las herramientas que pueden exponer todo lo que ahora ve.
Una buena fotografía es, para Freeman, una que no limita otros medios artísticos. No finge ir más allá, no proyecta eso que un fotógrafo no ve. Mantienen un concepto cultural, un «ahora» y un «aquí». Revelan historias, personajes, eventos dentro de sencillos objetos. Un secreto que solo un ojo crítico y perspicaz podría descubrir.