El internet es una herramienta que nació para facilitarle la vida a las personas, convirtiéndose en una fuente de información infinita, de fácil acceso y sobretodo, en una aldea global donde se han roto las barreras de la distancia, haciendo posible la comunicación de manera instantánea, sin importar el lugar donde se encuentren. A pesar de ello, también es cierto que muchas personas se han transformado en todos unos “ermitaños 2.0”, debido a que se sumergen en la red de manera incansable. Tomando en cuenta dicha premisa, ¿es realmente responsable el internet de este fenómeno?.

Es importante y necesario tener en cuenta las millones de oportunidades que brinda esta herramienta, sobretodo porque cada vez más, aparecen artefactos tecnológicos e instrumentos vanguardistas basados en el internet, por lo que todo funciona conectado a la red. Gracias a esto, se han creado aplicaciones, programas de software e infinidades de hardware, para que las personas se comuniquen, como las redes sociales, correos electrónicos y mensajerías instantáneas, que permiten conectar al mundo de extremo a extremo.

Por supuesto, también es cierto que el mal uso, o más bien, abuso, de esta herramienta, ha creado a un nuevo hombre adicto a su utilización, trayendo como consecuencia que estas personas prefieran la comunicación digital, que la personal. O la interacción a través de mensajes textuales, que palabras orales. También es cierto que, gracias a esto, existen individuos con problemas de relación o interacción. Sin embargo, no son casos que dependan del internet o sus herramientas, sino de quienes la usan.

En fin, el internet llegó para facilitar la vida de las personas, pero también para unirlas, y gracias a esto, ya no es necesario esperar meses a la llegada de una carta desactualizada. Su correcto uso va a permitir sacarle el mejor provecho, utilizando su información para educarse y aprender, y no para alejarse del mundo. Por ello, es importante el uso de esta herramienta de manera responsable, y sobre todo, profesional, explotándola, pero para ser mejores cada día.

Autor(a): Moisés Colmenares.