Esteban Oviedo
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El surgimiento de este aviso en las páginas de noticias, que para muchos resulta una molestia, no es más que una tabla de salvación para los medios de comunicación.
Pasada la vieja época de bonanza de los medios, los sobrevivientes y los medios emergentes han tenido que adaptarse al nuevo entorno para sobrevivir.
Entramos en una época en la que el campo de información predominante es el digital, con el inconveniente de que no genera los réditos económicos que producían los modelos antiguos mediante la venta masiva de publicidad.
En el entorno digital, los grandes ganadores son las plataformas de redes sociales y los buscadores. Estos son los grandes colocadores de publicidad.
Google, Facebook y Amazon acaparan el 61% de la publicidad digital a nivel global, según una publicación hecha por el diario ABC en febrero del 2019.
Muchos medios que aún tienen plataformas mixtas han apostado por cobrar por sus servicios informativos. Tal es el caso de medios referentes como The New York Times y The Washington Post. Incluso, algunos medios puramente digitales han recurrido a este mecanismo.
Por medios mixtos entendemos, por ejemplo, un periódico con ediciones digital e impresa, o una cadena radial con emisiones radiofónica y digital.
El cobro por suscripción parece ser la fórmula más generalizada entre los medios con mayor influencia. La intención es tratar de compensar un tanto, mediante el cobro directo a los usuarios, la caída en los ingresos publicitarios.
Esto los expone al riesgo de permitir que medios gratuitos acaparen grandes segmento del mercado, con enfoques más emocionales en busca de clicks para generar ingresos por medio de la publicidad digital.
Como lo publicó el diario La Nación de Costa Rica, en un sincero editorial del 18 de agosto del 2018, durante años la industria periodística creyó en la posibilidad de trasladar el modelo de negocios tradicional a los medios digitales, confiada en que los anunciantes vendrían detrás de los lectores y pagarían la cuenta, pero el negocio no se trasladó a la Internet, donde el inventario de espacio publicitario es infinito y, por ende, baratísimo.
El mismo editorial advierte de que, el cobro por suscripción es necesario para la adaptación a los cambios tecnológicos. «Renunciar a esa tarea, en cuya ejecución abrimos brecha para otros medios nacionales, es correr el riesgo de sacrificar opciones informativas locales en beneficio de los monstruos de la Internet», a los cuales no les interesan las noticias locales.
«Para las organizaciones informativas de nuestro tiempo, la adaptación a las nuevas tecnologías es una obligación más frente a la sociedad democrática», concluye el editorial.
Los medios, además, han entendido que deben reducir el costo de sus redacciones, maximizando el aprovechamiento de las herramientas digitales. No es una tarea fácil, pues debe haber un punto de equilibrio entre la reducción de costos y la calidad de un producto por el que se está cobrando, de manera que se debe conservar al personal mejor calificado pero, a la vez, es necesario deshacerse de los prescindible.
Estas son fórmulas en la adaptación de los medios que podrían funcionar para los más optimistas. Los más pesimistas apuntan a que estos cambios no son suficientes y los medios tendrán que recurrir a los patrocinios o a los fondos de agencias de desarrollo y defensa de la democracia.
Así lo sugirió en un artículo reciente del Project Syndicate, firmado por Mark M. Nelson, director superior del Center for International Media Assistance, quien propone que los donantes creyentes de la democracia miren hacia los medios, así como los fondos de desarrollo.
«Casi en todas partes, el periodismo está en crisis. Por desgracia, pese al papel fundamental de una prensa libre para el buen funcionamiento de la democracia, los gobiernos democráticos están haciendo muy poco por protegerla», expone Nelson.